Rifa sin interés popular

Tal como sucedió el año pasado, cuando se realizó la rifa/no rifa del avión presidencial, la organizada este año por la Lotería Nacional no despertó gran interés entre la población y a unas horas de realizarse el sorteo no existen reportes de haberse registrado las esperadas ventas de los cachitos, con un valor de 250 pesos cada uno.
En esta ocasión se ofrecen en total 22 inmuebles como premio –con un valor total aproximado de 230 millones de pesos–, donde el principal es el palco en el Estadio Azteca, y otros más son residencias de lujo que fueron propiedad de líderes del crimen organizado, entre ellos varios narcotraficantes, todas ellas bajo la administración del Instituto para Devolverle al Pueblo lo Robado (Indep).
Aunque para este sorteo se emitieron dos millones de cachitos, los cuales además de ser ofrecidos por los tradicionales billeteros también podían ser adquiridos vía internet a través de tres portales en línea, no hubo gran demanda y ahora ni siquiera legisladores de Morena, funcionarios del gobierno federal o dirigentes de ese partido han anunciado su masiva adquisición, como hace un año.
Aunque el anuncio de esta rifa se realizó desde mediados de junio pasado, sin dar más detalles de cuál sería el destino de los recursos captados, con el propósito de alentar la venta de los billetes posteriormente se anunció que lo alcanzado serviría para premiar a los deportistas nacionales participantes en los recientes Juegos Olímpicos y Paralímpicos desarrollados con un año de retraso en Tokio, Japón, no sólo a los ganadores de medallas, también a quienes ’arañaron’ las de bronce al quedar en cuarto lugar:
(Un paréntesis: sin demeritar a los participantes en los juegos de verano, quienes lograron un mejor desempeño fueron los paralímpicos, con una delegación de muchos menos atletas, sin omitir que tampoco han recibido los grandes apoyos deportivos y económicos.)
En fin, parece inevitable que esta segunda rifa de premios en especie no tendrá el éxito esperado, aunque también se anticipó que todos los premios serán asignados, es decir que si al salir un boleto no vendido, volverá a ser sorteado.
Resulta necesario que el gobierno federal analice las posibles razones del por qué estos sorteos –al igual que las subastas del Indep–, fracasan. Deben considerarse otras alternativas para que todos esos bienes ’recuperados’ sean ofertados de la mejor forma, de lo contrario en lugar de tener resultados positivos, simplemente se acumularán más fracasos.