Nicolás Maduro fue declarado ganador de las elecciones presidenciales de Venezuela con un 51% de los votos, tras la participación de más de 600 observadores internacionales, ausentes por 18 años.
El actual mandatario obtuvo 5.1 millones de votos, superando a su principal rival, el candidato de la coalición opositora, Edmundo González (74 años), quien logró 4.4 millones de votos. El presidente del Consejo Nacional Electoral (CNE), Elvis Amoroso, anunció los resultados oficiales la madrugada del lunes.
Con esta victoria, Nicolás Maduro asegura su tercer mandato presidencial, tras obtener su segunda reelección. De acuerdo con la Constitución venezolana, Maduro debe jurar su nuevo mandato de seis años el próximo 10 de enero.
El sucesor del fallecido presidente Hugo Chávez dijo durante la campaña que era el único que podía garantizar la paz social y la recuperación económica, a pesar de que fue durante su gestión que se disparó la hiperinflación, una aguda escasez de alimentos, medicinas, así como un derrumbe de la producción petrolera.
En un discurso, tras darse a conocer los resultados del CNE, exigió respeto a los resultados, en especial a Estados Unidos y también dedicó un mensaje a Javier Milei, presidente de Argentina, a quien acusó de fascista: "Milei no me aguantas ni un round, bicho traidor a la patria".
Hoy firmará un primer decreto para ’convocar a un diálogo de entendimiento, debate nacional y nuevos consensos’ con todos los sectores para su llamada ’séptima transformación’ e impulsar una Ley Antibloqueo.
El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, pidió el lunes a las autoridades electorales de Venezuela que publiquen la tabulación detallada de los votos en las elecciones del domingo para garantizar la transparencia y la rendición de cuentas.
"Estados Unidos aplaude al pueblo venezolano por su participación en las elecciones presidenciales del 28 de julio a pesar de los desafíos significativos y las profundas preocupaciones sobre el proceso", dijo Blinken en un comunicado.
"Ahora que la votación ha concluido, es de vital importancia que cada voto se cuente de manera justa y transparente", agregó.
Es la primera vez que observadores internacionales llegan a atestiguar unas elecciones presidenciales venezolanas desde el 2006, gracias a que el 17 de octubre de 2023, el oficialismo venezolano y la oposición firmaron en la isla de Barbados un acuerdo político, mediado por Noruega y aplaudido por Estados Unidos, sobre las garantías democráticas en el país, en el marco de la organización de estas elecciones presidenciales.
Dentro de los acuerdos de Barbados, que prometían el impulso de las garantías políticas para la oposición, se delimita la necesidad de organizar un proceso electoral transparente, sólido y verificable, cuyos resultados serían respetados por ambas partes de la negociación. Una de las claves para materializar las elecciones presidenciales de calidad fue la presencia de numerosos observadores electorales en el proceso.
Con los tradicionales observadores nacionales estigmatizados por su presunta tendencia hacia el oficialismo, la atención se centra en el regreso de los veedores internacionales a Venezuela.
La última vez que Caracas abrió sus puertas a las misiones electorales globales para seguir de cerca el desarrollo de las elecciones fue en los comicios presidenciales de 2006, donde Hugo Chávez fue reelegido para un segundo periodo presidencial.
Para estas elecciones presidenciales de 2024, el chavismo informó semanas antes sobre un número aproximado de 635 observadores electorales de distinta índole, que habrían confirmado su asistencia para el 28 de julio, cifras que incluían equipos de observadores procedentes de instituciones como las Naciones Unidas, la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) o de la Unión Africana.
El Panel de Expertos Electorales de la ONU es otra institución que recibió la misma invitación, anunciando el pasado junio que el equipo solamente tiene instrucciones de realizar ’un informe independiente e interno’ para conocimiento del secretario general de la institución, Antonio Guterres.
El Centro Carter y la misión de Naciones Unidas fueron las únicas misiones acreditadas para realizar meras labores de observación técnica, es decir, limitada.
En contraste a la naturaleza de la observación de Naciones Unidas o el Centro Carter, el CNE emitió invitaciones a otras siete delegaciones internacionales, entre las que están organismos como la CELAC, la Comunidad del Caribe (CARICOM), la Unión Africana, y el Observatorio del Pensamiento Estratégico para la Integración Regional (OPEIR). No está especificado que facultades van a tener dichas delegaciones en la observación electoral.
Los "no gratos" para participar en la observación electoral venezolana son, quizá, mucho más llamativos que los invitados de honor para la contienda democrática. Aunque tras la firma de los acuerdos de Barbados, el Gobierno de Nicolás Maduro parecía mucho más receptivo a reiniciar relaciones con el bloque occidental, con el paso de los meses, la postura del heredero del chavismo se ha endurecido.
El primer gran excluido fue anunciado en mayo, cuando el CNE informó oficialmente que el organismo electoral había revocado la invitación lanzada a la misión de observadores electorales de la Unión Europea, después de que el bloque europeo anunciará nuevas sanciones en contra de funcionarios públicos de Caracas.
"La Unión Europea lamenta profundamente la decisión unilateral del Consejo Nacional Electoral de Venezuela de retirar su invitación a observar las elecciones presidenciales del 28 de julio", sentenció la cuenta oficial en X de la Unión Europea, en la que también hicieron un llamado al organismo venezolano para que "reconsiderara" su decisión.Con información de FRANCE 24 | EL ECONOMISTA